El ritmo de vida que se lleva hoy en día provoca que muchas personas
acaben padeciendo trastornos del sueño. A veces no se le da la
suficiente importancia a dormir poco o mal, pero si este hecho aislado se
convierte en un hábito, y ni se duerme ni se descansa lo suficiente, la
salud se resiente.
Dormir bien o mal es tan importante como llevar una buena
alimentación. Tanto a nivel físico como psicológico, un mal descanso
tiene consecuencias negativas sobre el cuerpo y el cerebro, además de
que favorece el desarrollo de enfermedades.
A nivel físico, “un descanso nocturno inadecuado provoca cansancio,
somnolencia, disminución de atención y concentración, lentitud de
pensamiento, e irritabilidad. A nivel psicológico, “la derivación crónica
de sueño suele favorecer el desarrollo de enfermedades como depresión
y ansiedad.