Difícil imaginar que la hoy turbulenta carrera Décima comenzara hace cuatro siglos como una callecita de ocho metros de ancha, obstaculizada por caserones de barro, o que para mediados del siglo XX ésta constituyera un emblema de la modernidad bogotana.
Su levantamiento acarreó la demolición de innumerables hitos urbanísticos. Aunque la pretensión inicial era la de consolidarla como eje financiero de la capital, la Avenida terminó transformada en corredor sobreocupado de buses.
No obstante hoy su porvenir se vislumbra mejor. El Pasaje Rivas, mercado artesanal, ha funcionado ahí desde 1893. Además, se esperan cambios que sueñan con devolverle la dignidad extraviada. Entre éstos el ‘automatic people mover’, sistema eléctrico de desplazamiento al estilo ‘Los Supersónicos’.
Un vistazo sensitivo en tiempos pasado, presente y futuro a este importante emblema bogotano, nuestra tradicional puesta en escena y algunas otras sorpresas por descubrir son los ingredientes de este ‘Callejeando’.