La Ley de la Atracción no es un simple concepto etéreo, sino una fuerza implacable que rige cada aspecto de nuestras vidas. Es la clave de la manifestación, el catalizador que convierte nuestros pensamientos y emociones en experiencias tangibles. Tal como Rhonda Byrne nos recuerda, esta ley cumple dos características cruciales: es impersonal y perfecta.