Conchita Mantilla Rodríguez nació el 26 de enero de 1935 en calle Santa Lucía de Santander. Fue la primera hija de ocho hermanos y hermanas de María del Carmen, una maestra nacional retirada y ama de casa, y Gabriel, perito mercantil del Banco Santander. Su infancia estuvo influenciada por relatos familiares que conectaban con momentos cruciales de la historia de España, como la historia de su tía abuela materna, Maximina Pedraja, quien fue ama de cría del rey Alfonso XIII.
Entre los recuerdos más vívidos de su niñez destacan los veranos en la casa familiar de San Vicente de Toranzo, las visitas a la familia del guerrillero antifranquista José Lavín, “el Cariñoso”, en Los Prados, y la vida cotidiana en Santander. Sin embargo, su infancia también estuvo marcada por tragedias: en 1940 perdió a su hermana menor en un accidente doméstico y en 1941 el gran incendio de Santander la obligó a trasladarse temporalmente a Riolangos, en Vega de Pas.
Conchita completó su formación en el colegio de las Teresianas y la Escuela de Comercio de Santander, y entre los 17 y 20 años estudió en Madrid para obtener el título de Perito Mercantil. A los 20 años, tras conseguir el título, se enfrentó a la negativa de su padre a que trabajara en el Banco Santander como la primera mujer de la entidad. Ante esta situación, se dedicó al hogar y a la costura, y participó en la Agrupación Lírica Montañesa, donde se involucró en ensayos y representaciones de zarzuela.
Conchita conoció a Jesús Ruiz Rugama, "Chisco", y tras una década de noviazgo, se casaron en 1965. Ese mismo año nació su único hijo, Jesús. Durante los primeros años de matrimonio, Conchita se dedicó al hogar, la crianza de su hijo y apoyó activamente la carrera de abogacía de su marido.
En 1967, Conchita asumió la dirección y gestión del Hotel Rex, ubicado en la emblemática calle Calvo Sotelo de Santander. Durante 32 años, hasta el cierre en enero de 2000, lideró el establecimiento enfrentándose con éxito a crisis económicas y huelgas durante la transición española.
A lo largo de su vida, Conchita ha sido miembro activo de instituciones como el Ateneo de Santander, el Centro Cultural Matilde de la Torre “Las Matildes” y la Cruz Roja (en calidad de vocal). Sin embargo, su legado más significativo radica en su papel como cofundadora en 1985 de la Asociación de Mujeres Empresarias de Cantabria (ADMEC), una organización pionera en la región. Además, desempeñó el papel de tesorera nacional de la Asociación Española de Mujeres Empresarias (ASEME) durante 8 años.
En los años 80, Conchita jugó un papel clave como vocal y una de las impulsoras del Congreso del Skal Club en Cantabria, una iniciativa que fortaleció las redes profesionales en los sectores de hostelería y turismo y contribuyó al desarrollo del turismo en la región.
A finales de los 90, el presidente Miguel Ángel Revilla la incorporó al Partido Regionalista de Cantabria (PRC), convirtiéndose en la primera mujer concejal del partido en Santander. Desde 1995 hasta 2004, Conchita desempeñó su labor política como concejala de Servicios Sociales en el Ayuntamiento de Santander. Tras el fallecimiento de su marido en los años 90, quien fue "el motor de su vida", Conchita gestionó la venta del hotel y decidió comenzar una nueva etapa en Madrid. Sin embargo, tras una breve estancia, regresó a Cantabria.
En 1997 se convirtió en abuela de dos nietas, a quienes considera su “orgullo”. Hoy, a punto de cumplir 90 años el 26 de enero de 2025, Conchita cuenta su historia entre risas y anécdotas desde su piso de Santander, donde ha vivido durante más de seis décadas. Cada rincón de su hogar refleja los momentos que han marcado su vida, que ella misma describe como “una muy buena vida”.
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