MENU

Fun & Interesting

El Crimen de los Mouriño, Lalín 🇪🇦 (Documental y debate)

DTOM 105,119 lượt xem 2 years ago
Video Not Working? Fix It Now

Matan a su hija y queman su casa de Lalín agobiados por las deudas
José Mouriño y su esposa se escondían en un foso del establo // En el incendio también murió un octogenario que vivía con ellos

Lo que se presentaba como un trágico accidente con un incendio como detonante, acabó convertido ayer en un dramático y conmovedor crimen. José Mouriño Souto, un conocido empresario y ganadero lalinense de 51 años y su esposa, Carmen Reboredo Lalín, de 47, acabarían derrumbándose y confesando la autoría de un desgarrador suceso.

Fue horas después de una inquietante búsqueda, la del propio matrimonio, que atravesaba fuertes dificultades económicas, y del que no había rastro tras un grave incendio en su casa de la aldea de Outeiro, en la parroquia lalinense de Barcia. En el interior de la vivienda, se hallaron los cuerpos de su única hija, Sonia Mouriño Reboredo, de tan sólo 21 años, y de Amador Vázquez, de 83, que trabajó para la familia y residía desde siempre con ellos. De las llamas, que comenzaron a primera hora de la mañana, se salvaron otros dos miembros de la familia, Erundina Lalín, de 89 años, la madre de Carmen, y un hijo de ésta, Manuel Reboredo, de 55, con síndrome de Down. La consternación se apoderó de familiares, vecinos, y allegados al saber de la tragedia. Del matrimonio, nada se sabía. Todo apuntaba a que habían corrido la misma suerte, ya que dormían en la planta alta, donde también estaban las dos víctimas mortales, mientras que los que en principio eran los únicos supervivientes, lo hacían en el bajo, donde se originó el fuego. "Non están na casa", se escuchaba en los corrillos. Los dos vehículos de la familia, un Suzuki y un Peugeot 406 no se movieron de allí. José, acostumbraba a salir temprano. Al mediodía, a él y a su esposa se les daba por desaparecidos. En el interior de la vivienda los bomberos y otros efectivos que participaron en el caso no hallaron más cadáveres. Agentes de la Guardia Civil y de Protección Civil, entre otros, seguían buscando al matrimonio, muy apreciado en la localidad. "Esto é unha desgracia, unha desgracia..." se repetían los lugareños. El furgón de la funeraria abandonó el lugar a las 13.30, horas pero sólo con los cadáveres de Sonia y de Amador.

Siete horas "desaparecidos". La ausencia de ambos iba alentando las sospechas de que tras el infortunado incendio había algo más. La rumorología hasta apuntaba incluso a un secuestro. En el municipio lalinense se asaltaron en las últimas semanas varias viviendas. Pero el modus operandi no cuajaba. Tuvieron que pasar casi 7 horas para que el puzzle, con nuevas e increíbles piezas, empezara a encajar. Sobre las 14.30 horas (el aviso del incendio fue a las 08.00), se avistó movimiento entre los agentes de emergencias y de seguridad que participaban en la toma de pruebas en la casa. Una vecina corría desde las afueras de la vivienda pidiendo toallas. "Están localizados. Están no establo".

La aparición de Mouriño y su esposa, Carmen Reboredo Lalín, en perfecto estado daba una vuelta de tuerca al caso. Se habían escondido en el canal de la fosa séptica. No tenían heridas. Estaban manchados de purín y pudieron llegar por su propio pie hasta la ambulancia que los trasladó, primero, al ambulatorio lalinense. "Si eu vinos, están ben. Do resto non sei. O que é raro, é raro". Un amigo de la familia anticipaba lo que muchos pensaban ya.

Golpe en la cabeza. Era difícil atinar con la versión de lo que pasó en la casa de madrugada. "Polo menos están vivos", comentaba otra vecina. Pero aún quedaban por aparecer nuevos datos que cambiarían el rumbo de un suceso extraño, que con el paso de las horas tomaba un cariz bien distinto. A falta del resultado de las autopsias a los dos fallecidos, pronto se supo que la joven tenía un fuerte golpe en la cabeza, y que lo más probable es que estuviese ya muerta antes de originarse el fuego. Amador, habría muerto por inhalación de humo.

El hallazgo del matrimonio tampoco dejaba de ser sorprendente. El establo ya había sido revisado, pero nadie reparó en la fosa séptica. Al parecer los agentes de la Guardia Civil escucharon hablar y dieron con Mouriño y su mujer. No habían pedido auxilio durante las largas siete horas que pasaron desde que se montó el amplio dispositivo en Barcia.

Poco después se conocía su detención. La hipótesis de un asalto, con la participación de personas ajenas a la familia, y de que el matrimonio, que en los últimos meses estaba agobiado por una difícil situación económica, se escondiese por miedo fue perdiendo fuerza a medida que pasaba la tarde. Los padres de la joven Sonia pasaron de ser víctimas a presuntos autores de un crimen difícil de explicar para quienes conocían a la familia.

#documental #crimen #españa

Comment