EL MILLONARIO QUEDÓ PARALIZADO AL OÍR A LA MESERA CANTAR LA CANCIÓN DE SU AMADA DESAPARECIDA...
Alejandro Mendieta se encontraba en una elegante terraza de un restaurante de alta categoría, en el corazón de Ciudad de México. La vista panorámica de la ciudad se extendía ante él, pero sus pensamientos estaban en otro lugar. Aquella noche tenía una reunión importante con inversionistas, sin embargo, como tantas otras veces, su mente regresaba a los recuerdos que lo atormentaban desde hacía diez años.
El aire fresco de la noche trajo consigo un suave murmullo de conversaciones y el sonido de una banda en vivo que tocaba música de fondo. De repente, algo capturó su atención. Una voz femenina comenzó a cantar una melodía familiar. Alejandro se tensó en su asiento, su mirada fija en el escenario improvisado del restaurante. No podía ser posible.
Aquella canción... la misma que Carmen solía cantarle en momentos de tranquilidad, cuando se refugiaban juntos lejos de los ojos curiosos de la sociedad. Alejandro cerró los ojos por un instante, permitiendo que la música lo envolviera. Era como si el tiempo se hubiera detenido, como si los años de incertidumbre y dolor no existieran.