Kiril no imaginó que Nastya, a quien conoció por casualidad, sería tan querida para él. En vez de su viaje a Dublín, Kiril empieza a investigar la muerte de la abuela de Nastya. La mujer no cree que su abuela murió al dejar caer un secador de pelo en el baño. Kirill, después de examinar la casa, está de acuerdo con ella. Ahora le toca averiguar con qué dinero vivió una anciana durante medio siglo y cómo pudo dejar a sus herederos un collar de diamantes, una casa en Finlandia y una antigua biblioteca…