Mi sacrosanto padre y yo teníamos un gusto en común... cocinar juntos y cuando no estabamos cocinando lo pasabamos hablando de recetas que vimos y que algún día cocinaríamos. Y aunque algunas ya se quedaron pendientes, no dejo de sentir mucha fortuna por haberle heredado tantas recetas, como ésta que la verdad ignoro si sea como la original. En éstos tiempos ya es bien facil ofender a la gente por la supuesta naturaleza y originalidad de las cosas, aunque a decir verdad nunca me ha gustado hacer recetas originales, tanto como las adaptadas a mi gusto y preferencia.. asi que igual que mi papá, te dejo ésta receta que le enseñó a hacer su prima, y luego él me la enseña a hacer a mí, y yo se las dejo para que la gocen tanto como yo gozo comerla y ver a mis comensales cerrar sus ojitos ante tal desfile de sabores y texturas.
Quizás ya esta receta es más estilo de mi papá y mío que de su prima...y eso está bien. Hasta ahora nunca he visto a nadie comer una sola porción. La ensalada siempre se termina