Breve introducción a la entrevista dada por el propio Aldo Parfeniuk en su libro "Conversaciones":
GENIO Y PALABRA DE JORGE LUIS BORGES
Hace algunos años, en la clase de Metafísica que Nimio de Anquín dictaba en la Facultad de Filosofía de nuestra Universidad, algunos alumnos le preguntamos qué opinión le merecía Jorge Luis Borges, - hablábamos de pensadores y escritores argentinos -, el filósofo, dándose vuelta lentamente, se limitó a escribir en el pizarrón: "Docta frívoli". La respuesta del viejo maestro (no por irónica menos frívola), de haberla conocido, no hubiera molestado demasiado al poeta: aunque sólo sea por haberla expresado en latín, lengua tan culta como cara a Borges.
Quizás porque en el fondo - secretamente - queríamos corroborar o desmentir aquella definición, decidimos acercarnos al escritor y conversar con él, (pero esto más bien como una intención que ahora, escuchando lo registrado en el grabador, se nos hace presente como una causa posible). En realidad, poder hablar con uno de los tres o cuatro escritores vivos más importantes del mundo, era una oportunidad privilegiada que no podía desperdiciarse preguntándole sobre el fútbol o el premio Nobel - algo que Borges finalmente agradeció -. A la dispersión de un diálogo con muchas y variadas preguntas se prefirió la profundización en dos o tres temas que, si bien se pueden reconocer como preferidos (o "clásicos") del famoso escritor, en las últimas entrevistas conocidas son a veces solamente rozados, cuando no directamente soslayados. En general, inquirimos sobre el lenguaje en relación a los idiomas y la expresión metafórica; la metafísica y sus motivos y, finalmente, acerca de un tema de preferencia más reciente, con el cual el escritor se entusiasma y que aparece como uno de los motivos posibles de su labor creativa futura: la poesía oriental. No faltó a la cita el otro Borges (¿el mismo?): el irónico e incisivo, el memorioso de nombres y citas, el que interrumpiendo una pregunta que pretende ser acabada, se demora, solazándose, en una sola palabra (todo un mundo para él) para mostrar, finalmente, ese perfil al que se llega después de haber vencido su bien disimulada molestia por un 'reportaje" más: el del hombre sencillo que nos ofrece generosamente su cortesía para hacer fácil no ya un reportaje, sino un diálogo.
Con sus ochenta y dos años, sin posibilidades de mirar, Borges parece ver cada vez más lejos. Vuelto hacia dentro, imagina y piensa en voz alta y hace que lo trivial sea profundo y todo lo que menciona importante.
Entrevistador: Aldo Carlos Parfeniuk.
Diario "Tiempo de Córdoba"
Cosquín, Córdoba, Argentina, 4 de julio de 1982.