Veintidós de febrero del año de nuestro Señor, dos mil veinticinco.
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Las imágenes del vibrador autopropulsado trabajando corresponden a la parcela de Cerro Prieto cuya plantación puso mi padre, Cristóbal Matilla Serrano, en el año 2003 con un marco de 8 x 8 metros. El cual nosotros continuamos y continuaremos manteniéndolo en nuestras nuevas plantaciones, porque nos gusta más y porque para nuestra finca, lo consideramos más adecuado que el de 7 x 7 metros.
Él, siempre fue muy exigente con las prestaciones y el rendimiento de la maquinaria y de los aperos agrícolas. Y en relación con los vibradores de olivos, muchísimo más aún, debido a las nefastas consecuencias que podría tener una errónea elección de compra. Así que durante años, él y nuestro capataz José Luis Jiménez, asistieron a todas las pruebas a los que los fabricantes los invitaron, e incluso aceptó los ofrecimientos de varios comerciales de probar en nuestra finca la maquinaria que representaban. A pesar de ello, falleció en el año dos mil veintiuno, sin haberse decidido a realizar la adquisición que durante muchos años consideró. Habiendo concluido que de todos los vibradores de olivos que llegó a ver trabajando, y fueron muchos, la pinza fabricada por la empresa granadina Martin Bohorquez fue la que mejor impresión le causó.
Consecuentemente, su incansable paciencia y prudencia, han sido las que yo he continuado manteniendo con este asunto hasta, al fin, haber conseguido encontrar lo que estábamos buscando para cubrir todas las necesidades que exige nuestra finca, gracias a las gestiones que José Luis ha continuado realizando durante los últimos años.
Entre otras, las razones por las que seguimos sustituyendo plantaciones de olivar obsoletas en cuanto a su manejo, aunque muy productivas en cuanto a su rendimiento, por otras completamente nuevas con un marco de plantación de 8 x 8 metros, son dos:
• El olivar tradicional de nuestra finca “Minguillao” para que continúe siendo rentable comparándolo con plantaciones intensivas o super intensivas, precisa que sigamos reduciendo sus gastos de conservación y mantenimiento, sin que ello perjudique nuestros volúmenes de producción, ni el saludable y buen estado que tienen nuestros olivos.
• Para lo cual, debemos organizarlo de modo que todas las labores que requiere, campaña tras campaña, continuemos agilizándolas y realizándolas cuando más conveniente resulte, con el propósito de que seamos nosotros los que siempre vayamos por delante de la finca, y nunca la finca por delante nuestro. Ya que de hacerlas cuando corresponden, a llevarlas a cabo cuando encontremos tiempo para ello, provocan resultados muy diferentes. Y nuestro objetivo ha de ser continuar mejorando en todos los aspectos en los que podamos conseguirlo.
Y el método que nosotros consideramos que debemos continuar aplicando, en un olivar de la superficie y características del nuestro, es recurriendo a la máxima mecanización que admita. Por lo tanto, hemos tomado la determinación de avanzar también en este sentido en lo concerniente a la recolección de las aceitunas, la cual es la labor que más tiempo nos requiere y seguirá requiriéndonos cada año, porque a medida que nuestros plantones continúen creciendo, sus producciones también lo irán haciendo de manera exponencial.
Por este motivo, durante la pasada campaña probamos al mismo tiempo una Bobcat ala que le habían instalado un vibrador de la marca Martín Bohorquez y el vibrador autopropulsado SICMA F3 140, cuyo funcionamiento mi padre nunca llegó a poderlo observar ni valorar. Y tras analizar los resultados obtenidos entonces, así como los correspondientes a los cuatro meses de la campaña actual que hemos alquilado el buggy mediante un contrato con derecho a compra, hemos tomado la determinación de adquirirlo, fundamentándonos en las siguientes razones:
1.- La excelente sincronización de su vibración es lo que más nos ha gustado, porque no descorteza los troncos, no rompe ninguna rama, desfolia muy pocas hojas y parte poquísimos tallos.
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