Los coches nacieron sin cambio de marchas, pero pronto se hizo imprescindible… y ahora llevan
hasta 9. ¿Por qué cada vez los coches térmicos tienen más marchas? Cuántas más, ¿mejor? ¿Por qué los camiones tienen 20 velocidades? ¿Por qué los coches eléctricos no necesitan cambio? ¿Para qué sirve un cambio de marchas? ¿Qué es una “relación cerrada”? Muchas preguntas… y todas, y algunas más, las vamos a responder.
#coches #mecanica #seguridadvial
Conviértete en miembro de este canal para disfrutar de ventajas:
https://www.youtube.com/channel/UCBG3pvXhocK7_GjeIx2sUeg/join
El cambio de marchas es muy, pero que muy importante en un coche con motor térmico, tanto si es deportivo como si no, y más todavía en los TT y en los vehículos pesados. Los camiones pueden tener entre 12 y 20 velocidades, más cuanto más pesados.
Los primerísimos coches no tenían cambio de marcha… desde el motor salía la transmisión directamente a las ruedas motrices. Eran coches muy sencillos con motores con una relación cilindrada potencia muy baja y que giraban a muy pocas vueltas. El que se considera primer coche de combustión, el Benz Patent Motorwagen tenía un motor de casi un litro de cilindrada y ofrecía entre 1,5 y 3 CV inicialmente a unas estratosféricas…. 400 rpm. Su velocidad máxima era de entre 13 y 16 km/h. Con estos datos imaginaréis que el coche no necesitaba más que un embrague, que al soltarlo, echaba a andar y no hacía falta nada más.
A medida que los coches eran más sofisticados, más pesados y más potentes, el problema era claro: Si la transmisión se diseñaba para arrancar sin problemas y si hacer patinar el embrague, muy delicado en esos años pioneros, el coche iba a correr muy poco… Y, al contrario, si querías que el coche corriese, para arrancar debías dejar patinar el embrague, insisto, muy delicado, a veces dos simples conos de corcho… había que inventar algo… pero resulta que ya estaba inventado.
Alguien pensó que mejor que dos, tres: Una para arrancar, otra para circular por carreteras con curvas y pendientes y una tercera para circular en vías más llanas y rectas. Lo que sucede es que en los años 20 y 30 cambiar de marcha no era como ahora: La palanca de cambios era dura e imprecisa, el embrague duro y delicado y sincronizar todo no era sencillo… así que algunos “chauffeur” directamente arrancaban en segunda, por comodidad, castigando mucho el embrague de sus carísimos coches.
Vamos haciendo historia, pero no hemos dicho para que sirve el cambio… aunque me imagino que ya lo sabéis. La brillante idea del cambio es conseguir que sea cuál sea la velocidad del coche, el motor vaya en el régimen de revoluciones más favorable.
Hoy día se usa poco el terminó “directa” refiriéndose a la última marcha, algo más en coches clásicos. Y es que cuando comenzaron a proliferar los cambios de 4 marchas la última, la cuarta, era directa, es decir la relación era 1:1, el eje de entrada y salida del cambio giraba a las mismas revoluciones.
Este sigue siendo cierto en competición, donde lo único que importa son las prestaciones. Si en un coche de carreras llegas a la potencia máxima en la recta cuando aún te quedan cientos de metros que recorrer, estas perdiendo velocidad… Pero si llegas a final de recta y el motor no ha llegado a su potencia máxima, eso quiere decir que también estás perdiendo velocidad.
Pero en los coches de calle no es así, porque las marchas más largas son para rodar con el motor muy bajo de vueltas en aras de obtener consumos más bajos y menos emisiones…. Raro es el coche de hoy día que alcanza su máxima en la última relación.
Aunque pueda parecer lo contario, puede resultar más difícil diseñar un coche de calle que uno de carreras… ¿el motivo? En el de competición solo buscas las máximas prestaciones y eso no es fácil, pero en el de calle estas lleno de compromisos.
En el caso del cambio de marchas necesitas una primera marcha que permita arrancar el coche cargado a tope, tirando de un remolque y en una rampa… porque ese caso puede darse y el coche tiene que poder arrancar sin destrozar el embrague. O sea, necesitas una primera muy “corta”. Por el otro lado necesitas una última relación que permita al coche circular a una velocidad relativamente alta, con el motor bajo de vueltas y girando a pocas revoluciones.
Si solo tienes 4 o 5 marchas, los llamados “saltos” entre marcha y marcha, es decir, el número de revoluciones que pierdes cuando subes de marcha o ganas cuando bajas. Van a ser altísimos. Por eso los modernos coches tienden a poner más y más relaciones, lo habitual hoy día es 6, pero hay muchos con 7, 8 e incluso 9, especialmente si el cambio es secuencial.
En cambio, los motores eléctricos ofrecer su máximo para 0 revoluciones… Siempre pongo el ejemplo del destornillador o taladro eléctrico o del coche de slot… aunque llegues a para el motor sigue haciendo fuerza… no se “cala” como un motor térmico.