Teotihuacan fue una ciudad cuidadosamente planeada, con una estructura arquitectónica y urbana basada en principios astronómicos y religiosos. La ciudad refleja una cosmovisión mesoamericana que se manifiesta en su trazo geométrico, la alineación de sus edificios, y el simbolismo celeste y calendárico presente en sus construcciones y artefactos. Esta planificación no solo tenía un propósito funcional, sino que también buscaba representar una relación privilegiada con los dioses y el orden del cosmos.