Es difícil imaginar lo que sentí sentado en nuestro dormitorio mientras mi esposa infiel me mentía por teléfono sobre lo sola que estaría esa noche. Al regresar a casa después de su cita con su amante, no esperaba verme allí. Sus rodillas parecían doblarse y retrocedió, casi cayendo en la silla frente a mí. Su rostro mostraba una expresión de shock. Su corazón parecía haber dejado de latir en su pecho. Ella contuvo la respiración, esperando con horror lo que estaba por venir...
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