La búsqueda de un lugar para vivir ha sido uno de los motores que han provocado la sedentarización del hombre y su asentamiento en aquellos lugares en que disponían de materias primas para avanzar y progresar con nuevas tecnologías buscando unas condiciones de habitabilidad y confort necesarias para garantizar la subsistencia.
La simbiosis que se crea entre el hombre y su hábitat se plasma en la necesidad de generar raíces sociales y culturales asociados a la pertenencia a una comunidad y vivir de forma segura para lograr objetivos comunes.