La voz de Dios es de las cosas más importantes que como creyentes nosotros podemos tener. Es su voz la que nos sostiene en momentos de dificultad y la que nos ayuda a persistir en los desiertos de la vida, de igual manera Su voz nos dirige, produce luz en medio de las tinieblas de la vida como lo dice David: Tu palabra es una lámpara que guía mis pies y una luz para mi camino. (Salmos 119:105)