La eternidad es fría. La eternidad es insensible. La eternidad no necesita sentimientos... o al menos eso era, hasta que él buscó una audiencia con ella. Un hombre fuera del tiempo, un viajero de otro mundo, un guerrero que buscaba el camino a casa. Un espíritu afín, alguien que se negó a dejarla languidecer en la tristeza. Dos almas solitarias se encuentran y Teyvat nunca volverá a ser la misma.