El día que Verónica, el primer amor de Caill Caballero, regresó al país, él la llevó directamente a nuestra casa sin pensarlo dos veces. Ni una palabra de consulta. Ni siquiera una advertencia. Cuando lo confronté, su respuesta fue tan fría como una piedra: "Verónica perdió la vista inesperadamente. Le di mi palabra de que la apoyaría. Es mi responsabilidad recibirla." Su tono sin remordimientos dolió como si mis sentimientos fueran una simple ocurrencia tardía. Cuando caí enferma, él no me dio ni un solo día libre del trabajo; sin embargo, dedicó dos meses completos de su agenda para ser el cuidador devoto de Verónica López. Una tarde, Verónica tropezó con una de las cajas de entrega en la entrada, golpeándose la frente en el proceso. Sus ojos ardieron de angustia, pero su voz fue fría como el hielo al regañarme: "Llévate tu montón de basura y vete." Asentí sin decir palabra, manteniendo la compostura. "De acuerdo," respondí simplemente. Sin mirar atrás, hice la llamada que lo cambió todo. "Hermana mayor, he decidido volver a casa para el matrimonio arreglado."
Al otro lado de la línea, la risa de mi hermana resonó con alegría desenfrenada. "¿Así que finalmente decidiste dejar a ese noviecito tuyo? Te lo he dicho durante años, nunca fue adecuado para ti. Nunca iba a salir nada bueno de eso." Sus siguientes palabras me golpearon como una daga envuelta en seda, cortando más profundo de lo que esperaba: "Además, ¿alguna vez te ha reconocido en público? Ni una sola vez." Su voz era ligera, pero sus palabras se sentían como agujas silenciosas atravesando mi pecho. La verdad que tan fácilmente expresó siempre había estado allí, dolorosamente clara para todos los demás, y sin embargo, yo había sido la única ciega a ello. Respiré hondo, forzando una sonrisa que apenas alcanzó mis ojos."Hermana, ¿no vas a Riverdale City por tu viaje de negocios en siete días? Yo... volveré entonces. Arregla para que lo conozca." La llamada terminó, y antes de que pudiera juntar mis pensamientos, una presencia silenciosa emergió detrás de mí.