MENU

Fun & Interesting

PROF. EZEQUIEL VICENTE JOSÉ.DISEÑADOR DE TENANGOS.230918

instituto de integracion cultural 2,397 lượt xem 6 years ago
Video Not Working? Fix It Now

TENANGO DE DORIA, Hidalgo.- Hilos multicolores van dando forma a pájaros, frutas, ríos y plantas que desfilan por la tela. Y al hacerlo trazan también una identidad. Son los tenangos, un bordado en el que flora y fauna de la región, fiestas populares y ritos religiosos se entrelazan como testimonio de una cultura y su entorno.
Nacieron en el pueblo de San Nicolás, dentro del mismo municipio de Tenango de Doria, un pueblito otomí escondido entre las verdes serranías del estado de Hidalgo, a aproximadamente tres horas de la Ciudad de México.
La tradición de los tenangos empezó en la década de los 60, a partir de una crisis económica muy fuerte en la zona dedicada especialmente al campo. La inspiración se encontró en unas pinturas rupestres de la cueva del Cerro Brujo, en la Sierra Otomí Tepehua. De aquí, los tenangos han viajado por el mundo.
Doña Otilia Cruz, hoy finada, fue una de las iniciadoras. Así lo cuentan los habitantes, entre ellos el profesor Ezequiel Vicente José, cuyos bordados y diseños fueron elegidos por la marca de moda Hermès para estamparlos en mascadas que se venden en boutiques parisinas. Orgulloso, nos muestra una de las mascadas que le envió la marca por paquetería. Desde Francia hasta la sierra. Él diseña, dibuja y borda ayudado por sus nueras y algunos de sus hijos.
"Empecé a bordar desde los seis años, pero esta chamaca quiso hasta los diez", dice Macaria mientras señala a su hija, Guadalupe, y las dos se ríen. En espacios domésticos, y mientras se cuentan las novedades del pueblo, pasan los hilos por las líneas dibujadas a mano sobre la tela.
Llegan de todas partes del país los compradores que admiran los manteles de hasta 3 x 2 metros. Se maravillan al ver ese estallido de color en tan diversas formas que a veces requiere todo un año de trabajo.
Bordar el relato de una boda o un cumpleaños incluye tantos detalles como la olla con la gallina o unos niños persiguiendo a un perro. A veces los hilos dan cuenta del paso del tiempo, el tipo de cosecha en cada estación, los santos a los que hay que rezar y las danzas que hay que ofrecer.
Dicen que cuando alguien deja esta tierra para ir vivir al norte, siempre se lleva un tenango y así, también, un pedazo de su pueblo.
Lo mismo hacen los visitantes que, aunque visiten el pueblito de entrada por salida, se van cargados de venados, flores y ríos de este rincón hidalguense.
FUENTE: http://www.hoylosangeles.com/vidayestilo/viajes/hoyla-via-bordar-story.html

Comment