En 1973, para celebrar la primera década de historia del Porsche 911 llegó la primera gran evolución del modelo, denominada G. Esta nueva plataforma se mantendría casi inalterada durante más de 15 años hasta la llegada de la generación 964 en 1989.
En 1976 Porsche decidió por fin cincar las carrocerías de los 911 y acabar así por fin con el problema de la corrosión de sus coches, luego llegaría el motor de 3,2 litros y 231 CV, la caja de cambios G50... y así estamos en 1988 con el Porsche 911 original más perfecto y evolucionado de todos, todavía fiel al concepto original, todavía con sus suspensiones por barras de torsión, su motor colgado por detrás del eje refrigerado por aire y, en definitiva, toda la esencia del primer 911 pero sin sus defectos más importantes.