Jaime Bayly analiza el reciente anuncio de Elon Musk en la Casa Blanca, donde, junto al presidente Trump, comunicó que no seguirá colaborando con su gobierno. Aunque Trump elogió a Musk y minimizó la partida, Bayly sostiene que el multimillonario se ha "cansado" e incluso "hartado" de Trump, sintiéndose "desengañado" en apenas 130 días de colaboración.
Bayly expone las principales razones de esta ruptura, según su análisis:
Traición en el Medio Oriente: Durante un viaje oficial a Riad, Doha y Abu Dabi, al que Musk acompañó a Trump, el presidente anunció que la monarquía saudí invertiría una fortuna en un programa de inteligencia artificial, no con Musk, sino con su rival Sam Altman. Esto fue un "duro revés" para Musk, quien había solicitado ese acuerdo y había apoyado la campaña de Trump con 200-300 millones de dólares, sintiendo la "amarga moneda de la ingratitud".
Decepción por el Aumento del Gasto Público: Musk, que buscaba recortes en el gasto público y equilibrio fiscal, se sintió "manipulado o tonteado" cuando Trump envió al Congreso una ley (apodada por Trump "The Big Beautiful Law") que, según Musk, aumenta sustancialmente el gasto público y el déficit, contradiciendo las promesas iniciales.
Bayly opina que Musk se dio cuenta de que en su intercambio con Trump, este último siempre ganaba y lo manipulaba para su propio beneficio. Considera que Trump no es fiscalmente conservador, recordando que en su primer gobierno también aumentó irresponsablemente el gasto y la deuda pública. El "Departamento de Eficiencia Gubernamental", creado para Musk, probablemente se extinguirá sin él, ya que Trump, según Bayly, practica una "duplicidad moral" y no tiene un interés real en reducir el déficit si no le otorga más poder.
Respecto a quién gana con la partida, Bayly cree que es Elon Musk, afirmando que "nunca debió entregarse a Trump como se entregó". Considera que Musk ha perdido credibilidad, dañado su imagen y perjudicado a sus compañías, especialmente a Tesla (cuyo valor bursátil cayó más del 50%), por su apoyo "absolutamente descontrolado, adolescente, pueril, babosa" y sus exageradas declaraciones sobre el futuro de la civilización dependiendo de la victoria de Trump.
Citando un reportaje del New York Times del "viernes, 30 de mayo" (fecha mencionada en el video), Bayly añade que durante la campaña, mientras Musk apoyaba fervientemente a Trump y giraba cheques, estaba consumiendo múltiples drogas, incluyendo ketamina (constantemente), Ambien (para dormir), Adderall (para enfocarse), y para divertirse, éxtasis y hongos psicodélicos. Esta información, según Bayly, ayuda a entender por qué Musk "perdió el equilibrio con Trump", a diferencia de otros billonarios más cautelosos.
Bayly concluye que Musk se va "un poco escaldado", mientras Trump queda "feliz", ahorrándose $100 millones que Musk le había prometido para una segunda etapa pero que retuvo tras sentirse traicionado en Riad. Musk, cuya vida personal es descrita como "un caos" con 14 hijos de distintas mujeres, ahora se dedicará a sus compañías.
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